Los tejidos surgen por la necesidad del hombre de protegerse de las acciones del frío, la lluvia y otros efectos climáticos. En el neolítico se comenzó a hilar el lino para el verano y la lana para el invierno; el huso y el telar son inventos del neolítico. Desde entonces, el tejido artesanal tiene un valor histórico y social de gran valor: en la trama de las sociedades funciona como instrumento histórico ya que pone en evidencia, a través del empleo de los materiales y las técnicas de realización, los contextos políticos, sociales y económicos en los que fue elaborado. En la actualidad, grandes marcas dedicadas al diseño de indumentaria han adoptado el tejido de características netamente artesanales, mezclando lo manual con lo industrial para generar una impronta que les es propia. Cuando elijas un tejido hecho a mano, recordá que en la unión de puntos, materiales y colores, existe una historia que harás tuya. Lucila con amor.